Esta función está presente, resulta evidente,desde el inicio de cualquier proyecto destinado a la creación de un Biohuerto Educativo. La unión de las personas que deseen participar en esta cruzada al servicio de la naturaleza, la concepción misma de la idea,la concretización de la Naturaleza en miniatura que es el biohuerto, la búsqueda del nombre... Todo esto llama y moviliza por ende la capacidad creativa de todo aquel que se involucra en el desarrollo de su dinámica.
Potencial cuya expresión no tiene límites en el seno de un Biohuerto Educativo, un espacio que para existir verdaderamente solicita que se forje en su seno una relación armoniosa con la naturaleza. Una nueva forma a fin de conectarse conscientemente con la vida, sin lo cual los visos educativos de este biohuerto no podrían encontrar traducción en los hechos.
El modo de organización,las formas que toman las parcelas al igual que su disposición en el espacio, los pasadizos, las señalizaciones, la elección de cultivos, las técnicas de jardinería, la integración del elemento agua en este espacio... son en consecuencia producto de actos creativos que constituyen la traducción de la perseverancia en el proceso de creación.