Es innegable que una nueva y armoniosa relación entre el ser humano y la naturaleza debe estar basada en una nueva escala ética, es decir una nueva jerarquía de valores
orientada hacia el respeto por la vida en todas sus formas, en aras de proponer un futuro verdaderamente civilizado para nuestro planeta.
La Naturaleza en miniatura que es todo Biohuerto Educativo constituye en consecuencia un espacio por excelencia en el que aquella que penetra tiene la oportunidad de
iniciar esta transformación ética que le permitirá – cuestionándose – entrar en una relación diferente con el otro. Sobre una moral que garantiza el respeto genuino por la vida.
La experiencia adquirida con la implementación en el Perú de más de treinta biohuertos educativos durante los últimos doce años nos ha demostrado los beneficios para los
niños que trae consigo la presencia de un biohuerto en sus escuelas. Niños, cuyo carácter había sido endurecido por su dinámica de vida, se reencuentran con su inocencia, mejorando al mismo
tiempo la calidad de la relación humana entre ellos.